El reciente caso de Reyna Huallpa, una mujer de 26 años que desapareció junto a sus hijos y
fue encontrada días después en un alojamiento, ha desatado una serie de debates en Bolivia
sobre la salud mental, la responsabilidad parental y el papel de las autoridades. Lo que podría
parecer un hecho aislado no es más que un reflejo de problemáticas sociales profundas y
recurrentes en el país, expuestas de forma alarmante pero, muchas veces, sin una reflexión
estructural que conduzca a soluciones reales.
Reyna y sus hijos fueron encontrados tras 22 días de incertidumbre en un alojamiento de la avenida América, en la ciudad de La Paz. Las primeras investigaciones sugieren que durante ese tiempo, ella habría estado compartiendo bebidas alcohólicas, mientras los menores permanecían en condiciones cuestionables. La mujer fue aprehendida y enfrenta acusaciones por simulación de delito, violencia familiar y abandono de menor.
En un giro del caso, su pareja, inicialmente acusado de estar involucrado en su desaparición, fue liberado después de que las evidencias mostraran su falta de implicación. Este cambio de narrativa subraya las inconsistencias habituales en los procedimientos judiciales, dejando a la sociedad con más preguntas que respuestas.
Casos como el de Reyna no son excepcionales en Bolivia. Cada año, mujeres que enfrentan condiciones de precariedad económica, abandono familiar o incluso violencia estructural son protagonistas de historias similares. La desaparición y las denuncias por abandono de menores, aunque trágicas, no son situaciones nuevas. Sin embargo, lo que sí resulta llamativo es el enfoque que reciben cuando los casos llegan al ojo público.
En un país donde las instituciones carecen de políticas preventivas efectivas, este tipo de situaciones se visibilizan solo cuando generan un impacto mediático. Pero, ¿qué ocurre con los miles de casos que nunca llegan a ser noticia?
El caso de Reyna debe ser analizado desde un prisma más amplio que trascienda el escándalo
mediático. Bolivia enfrenta problemas estructurales que contribuyen directamente a este tipo
de situaciones:
El tema de Reyna Huallpa debería servir como un punto de inflexión para reflexionar sobre cómo abordamos la vulnerabilidad en nuestra sociedad. La criminalización de su situación no resolverá los problemas subyacentes de abandono, pobreza y falta de acceso a servicios básicos que miles de mujeres enfrentan cada día en Bolivia.
Desde Cecasem, hacemos un llamado a las autoridades para que dejen de lado la política del escándalo y enfoquen sus esfuerzos en el diseño e implementación de políticas públicas que prioricen el bienestar de las personas más vulnerables, en especial las mujeres y los niños. Asimismo, instamos a la sociedad a mirar más allá de los titulares y cuestionar el rol que cada uno puede jugar en la construcción de una comunidad más solidaria, donde estos casos no sean una condena, sino una oportunidad para transformar vidas.
El caso de Reyna no debe ser una noticia pasajera. Es una ventana para examinar nuestras falencias como sociedad y tomar medidas para garantizar que las familias vulnerables tengan acceso a oportunidades, apoyo y servicios que prevengan este tipo de tragedias. Solo entonces podremos aspirar a un país más justo y solidario.