Diversas comunidades del Bajo y Alto Paraguá iniciaron una marcha el pasado 14 de octubre, con destino a la ciudad de San Ignacio de Velasco, en el departamento de Santa Cruz. Su objetivo es realizar un cabildo donde se exigirán varios puntos clave, entre los más importantes: una pausa ecológica, el respeto al derecho territorial indígena chiquitano y el cese de los avasallamientos en áreas protegidas.
Las poblaciones indígenas y originarias son el grupo más vulnerable en la actual emergencia ecológica que atravesamos debido a los incendios. Los departamentos de Santa Cruz han sido los más golpeados por la destrucción de áreas protegidas. En estas zonas, comunidades indígenas como los chiquitanos están siendo desplazadas, ya sea por el fuego que consume sus territorios o por el avance de los avasalladores.
Desde hace más de cuatro meses, los incendios se han expandido a un ritmo alarmante, afectando más de 10 millones de hectáreas. La inacción del Estado, sumada a factores climáticos como la prolongación de las épocas de sequía y los vientos, está generando una escasez de alimentos y hasta de semillas.
El departamento de Santa Cruz cuenta con tres reservas forestales: El Choré, Guarayos y Bajo Paraguá. Estas reservas fueron creadas para la producción forestal,
pues son bosques extensos con una gran cantidad de recursos maderables y no maderables. Son, además, fundamentales en la generación de funciones ambientales que sostienen la producción agropecuaria de Santa Cruz, la cual aporta más del 70% de los alimentos del país.
La Reserva Forestal de Bajo Paraguá, ubicada en el noroeste de la región chiquitana, entre los municipios de San Ignacio de Velasco y Concepción, es uno de los bosques menos intervenidos por actividades humanas que amenacen su estructura o biodiversidad. Su integridad ecológica la coloca entre las principales masas boscosas generadoras de funciones ecosistémicas del departamento.
La marcha está sumando cada vez más actores sociales y culturales, como la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas y la Organización de Mujeres Indígenas Chiquitanas (OMICH) de San Ignacio de Velasco y la Chiquitanía. Su objetivo es lograr que las autoridades se reúnan con ellos y atiendan sus demandas, que incluyen la implementación de políticas afirmativas directas para los pueblos indígenas chiquitanos.
Durante el recorrido de la marcha indígena por las comunidades, los participantes han reiterado su compromiso con la protección de sus tierras y la preservación de su cultura, la cual sigue viva. Aseguran que no cesarán las medidas de presión hasta que sus demandas sean atendidas. Para los pueblos indígenas y originarios, los incendios no solo destruyen los bosques, sino que también arrasan con la vida en todas sus formas: fauna, flora y espíritu.
Nuestro compromiso desde Cecasem es apoyar las demandas de los pueblos indígenas y originarios en la defensa de los ecosistemas, aportando con soluciones sostenibles para tener un futuro mejor para sus comunidades.