En los últimos años, Bolivia ha enfrentado una serie de devastadores incendios que han puesto en peligro su invaluable riqueza natural. Las regiones de la Amazonía y el Chaco han sido las más afectadas con daños catastróficos que no tienen reparación. La población boliviana se ha visto profundamente consternada por estos incendios que ya han devastado 7 millones de hectáreas de bosques y pastizales en nuestro país. El impacto generado por los incendios en esta gestión trae consecuencias que se prolongan por más de cuatro meses.
Las autoridades destinaron a 4,148 bomberos forestales a las zonas afectadas, sin embargo, la situación sobrepasó las posibilidades de acción de bomberos y policías. El fuego se volvió incontrolable. Se pintó de gris todo el cielo de nuestro país, y el negro inundó los corazones de todos los bolivianos, que día a día escuchaban las desalentadoras noticias de las millones de hectareas de bosques que se quemaban y de la increíble pérdida de fauna y flora que esto representaba.
Dentro de este panorama de oscuridad y tristeza, aparecieron voluntarios dispuestos a dejar sus hogares y trabajos, para entregar sus vidas a salvar a aquellos que los necesitaban, para salvar la vida y naturaleza de nuestro país. En medio de esta crisis, más de 30 grupos de bomberos voluntarios de todo el país se movilizaron para ayudar en más de 49 comunidades afectadas. A ellos se sumaron grupos de veterinarios y biólogos voluntarios para brindar asistencia a los animales que fueron desplazados de sus hogares y se encuentran heridos.
En un momento de desesperanza, la gente mostró su compromiso y desinterés por ayudar. El sentimiento humano más puro se hizo sentir, despertando en toda la población el interés de aportar a la lucha. A lo largo del país iniciaron campañas de recolección de alimentos, herramientas, agua y todo lo necesario para que el objetivo de salvar nuestra Amazonía se haga realidad. Colectivos, instituciones, empresas, artistas y la gente se sumaron y aportaron con granitos de arena, que son un gran apoyo.
La labor no ha terminado, el fuego se sigue expandiendo y siguen ahí miles de personas luchando día a día para que los efectos devastadores de este siniestro.
Pero ahí está la muestra de que juntos podemos trabajar para combatir los males que acechan nuestro país. Desde Cecasem aplaudimos la valentía de los voluntarios. Unamos esfuerzo a ellos para garantizar un futuro más seguro para Bolivia.
Fuentes: El Día, La Razón, Opinión Bolivia