¡BOLIVIA ESTÁ ARDIENDO!

13 de septiembre de 2024

Es frustrante ver cómo, año tras año, Bolivia enfrenta la misma tragedia: los incendios forestales. Lo que debería ser una excepción, se ha convertido en una constante. Y aunque cada temporada parezca "peor que la anterior", lo cierto es que los errores que se cometen, las soluciones que no llegan a tiempo y las respuestas tardías son un ciclo que repetimos, como si no aprendiéramos nada de las experiencias pasadas. Como se dice: “el hombre es el único ser que tropieza con la misma piedra dos veces”.

Los mismos errores, año tras año

¡Los incendios forestales no deberían sorprendernos más! Cada año, el fuego consume enormes áreas de bosque, pastizales, y tierras agrícolas dejando sin vida no solo a la naturaleza, sino también a los animales. Sin embargo, la respuesta siempre es tardía. A pesar de los avisos, de las señales de alerta, las acciones concretas se postergan hasta que el desastre está en su punto máximo. Los esfuerzos de los gobiernos y las autoridades, en lugar de ser preventivos, son casi siempre reactivos. Cuando las llamas ya están fuera de control, es cuando las medidas se toman, y para entonces, es demasiado tarde especialmente para el medio ambiente quien no tiene voz, ni voto.

¿Por qué no se actúa a tiempo?

Este ciclo de tardanza y negligencia tiene varias explicaciones. Primero, la falta de planificación preventiva. Bolivia, a pesar de su vasta riqueza natural, no ha desarrollado políticas efectivas para anticiparse a estos incendios. Las instituciones encargadas de gestionar los recursos naturales y proteger el medioambiente carecen del presupuesto y la capacidad operativa para enfrentar las crisis.

A eso se suma la falta de conciencia ciudadana y cultural. En muchas comunidades rurales, el uso del fuego sigue siendo una práctica cultural aceptada. Las quemas controladas, mal ejecutadas o abandonadas sin supervisión, se convierten en incendios que devastan ecosistemas enteros. Es necesario cuestionar seriamente esta tradición y buscar formas más seguras y sostenibles de gestionar la tierra.

El fuego como práctica cultural

La quema de pastizales o bosques tiene un origen profundo en las costumbres agrícolas de varias culturas en Bolivia. Para muchos, quemar la tierra es sinónimo de renovación. Creen que el fuego limpia el suelo, lo prepara para una nueva cosecha y destruye plagas. Sin embargo, lo que en tiempos remotos pudo haber sido una solución válida, hoy es una de las causas más grandes de la destrucción ambiental.

Los agricultores, especialmente en zonas rurales y áreas de bosque, creen que las cenizas de las plantas quemadas enriquecen el suelo con nutrientes, haciéndolo más fértil para la siguiente siembra. También lo ven como una forma económica de preparar grandes áreas de tierra sin maquinaria.

Sin embargo, si bien en pequeñas escalas y con control esta práctica puede tener cierto beneficio a corto plazo, el problema es que, al realizarse de manera indiscriminada o masiva, se vuelve insostenible. Las consecuencias negativas incluyen la pérdida de biodiversidad, degradación del suelo, y aumento de los incendios forestales, especialmente en un contexto de cambio climático, donde las condiciones son más secas y propensas a incendios incontrolables.

Lo más grave es que esta práctica no se ha adaptado a los tiempos modernos. En un contexto donde el cambio climático agrava las sequías, donde la presión sobre los bosques es insostenible, y donde cada vez se pierden más especies y ecosistemas, seguir dependiendo del fuego es una receta para el desastre.

Es hora de un cambio

Lo que más indigna no es solo la recurrencia de los incendios, sino la actitud resignada de la sociedad y las autoridades. Parece que cada año es un "año terrible" para los incendios, pero esa frase ya se ha vuelto una rutina. Es necesario romper este ciclo. No basta con apagar fuegos, tenemos que prevenirlos. La educación, el cambio cultural y la implementación de políticas preventivas y efectivas son esenciales si queremos que el bosque no siga desapareciendo.

Es urgente que se asuman responsabilidades, que se cuestionen las prácticas tradicionales y que se actúe antes de que el próximo incendio se vuelva incontrolable. Porque cada año que perdemos bosques es un año que perdemos vida. Y lo que el fuego devora en unos días, puede tardar más de un siglo en recuperarse.

Fuente: Redes sociales

SÍGUENOS
- Tel/Fax: (591 - 2) 2226672 / (2) 2129881
- Correo Electrónico 1: informaciones@mailcecasem.com
- Correo Electrónico 2: comunicacion@mailcecasem.com
- Oficina Central: Calle Guerrilleros Lanza Nro. 1536 / Piso 2
- La Paz - Bolivia