Bolivia elige

18 de agosto de 2025

¿Un nuevo camino o solo otro lanzamiento político?

Las elecciones de ayer marcaron un momento político inédito en Bolivia: después de 20 años de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), el país afronta una segunda vuelta en la que Rodrigo Paz Pereira y Jorge “Tuto” Quiroga se disputarán la presidencia el 19 de octubre de 2025. La primera ronda reflejó una ruptura dramática con el pasado, aunque lo más importante estará en lo que aún está por venir.

Desde tempranas horas del domingo, el conteo puso en primer lugar a Rodrigo Paz, con un 32 % aproximadamente, seguido por Tuto Quiroga con cerca de un 27 %. Nadie superó el umbral electoral: para evitar segunda vuelta se requería al menos 40 % y una ventaja de 10 puntos. En consecuencia, la elección continuará en octubre con una campaña que definirá rumbo.

El resultado anticipa un cambio radical. La ya histórica caída del MAS —cuyos candidatos Eduardo del Castillo y Andrónico Rodríguez apenas alcanzaron entre 3 % y 8 %— no fue accidental. El llamado al voto nulo, impulsado por Evo Morales, rebasó el 19 %, evidenciando el descontento latente.

Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano, se perfila como una revelación política. Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, con trayectoria como alcalde de Tarija, diputado y senador, ha impulsado una propuesta descentralizadora: el “modelo económico 50‑50”, que busca repartir el poder económico entre el Estado central y los gobiernos regionales. Su aliado, Edman Lara, excapitán de policía, lo acompaña en la papeleta como figura popular por su lucha contra la corrupción.

Tuto Quiroga, por su parte, es un político conocido para muchos bolivianos. Ex presidente (2001–2002) y líder de la alianza Libre, promete reformas drásticas: reducción del Estado, alejamiento de lazos con regímenes izquierdistas y acuerdos con el FMI para estabilizar la economía.

El país, en términos políticos, se encuentra en una encrucijada. La inflación cercana al 23 %, la escasez de combustibles, el dólar en depresión y la fractura social dejan claro que el voto de octubre no será solo un ejercicio democrático, sino una decisión estructural. La democracia debe funcionar para garantizar derechos, participación ciudadana, equidad territorial y sostenibilidad —valores que Cecasem trabaja desde el territorio.

Este nuevo duelo abrirá una ventana para fortalecer o transformar las políticas que impactan directamente la vida cotidiana: desde el fortalecimiento comunitario, la seguridad alimentaria, la protección de las mujeres frente a violencias, la migración segura, hasta la sostenibilidad ambiental. Si un nuevo gobierno apuesta por la democratización del poder y el acceso, se pone en juego la posibilidad de que nadie sea olvidado por el lugar donde nace o habita.

Pero si la segunda vuelta se reduce a una disputa elitista, donde solo las elites repiten sus discursos, Bolivia seguirá fragmentándose. El trabajo de Cecasem, como observadora y constructora dialoga desde el campo, subraya que la recuperación democrática pasa por empoderar a comunidades enteras, fortalecer procesos participativos reales y articular una visión de país donde los territorios dejen de ser periferia.

El próximo 19 de octubre no será solo una segunda vuelta: será una oportunidad histórica para decidir si queremos que este país avance hacia un futuro de justicia, participación y equidad, o si seguimos atrapados en lógicas políticas que dividen. Es tiempo de repensar qué clase de democracia queremos construir.

Brian C. Dalenz Cortez – Comunicación Cecasem

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