En Bolivia, la lucha contra la violencia hacia las mujeres es una tarea urgente y compleja. Según datos oficiales, 7 de cada 10 mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia, y en el caso de las mujeres indígenas, esta cifra se agrava debido a múltiples formas de discriminación y exclusión. En este contexto, surgen desafíos profundos que exigen soluciones innovadoras, como el uso de la tecnología, para avanzar hacia la erradicación de este problema.
En un país donde muchas mujeres enfrentan barreras para acceder a la justicia, la tecnología se ha convertido en una aliada clave. Aplicaciones móviles como "Mujeres Seguras", desarrollada por organizaciones locales en México y Costa Rica, permiten denunciar agresiones de forma rápida y confidencial. Además, plataformas de geolocalización como “Sister”, “Puntos Violeta” y “Ursafe” están ayudando a rastrear y proteger a mujeres en riesgo.
La alfabetización digital es otro desafío importante, especialmente en áreas rurales, donde el acceso a internet y dispositivos es limitado. Sin embargo, en comunidades indígenas como las Tsimanes y Chiquitanas se han implementado talleres de capacitación digital que buscan empoderar a las mujeres, enseñándoles no solo a protegerse, sino también a emprender y generar ingresos mediante herramientas digitales.
Para las mujeres indígenas en Bolivia, la violencia no solo tiene raíces patriarcales, sino también culturales y estructurales. En muchas comunidades, las agresiones se justifican bajo tradiciones que perpetúan desigualdades. Además, enfrentan mayores dificultades para acceder a servicios básicos de justicia, salud y educación.
Como Cecasem trabajamos directamente con estas mujeres, promoviendo la defensa de sus derechos a través de procesos educativos y la sensibilización comunitaria. Sin embargo, es necesario redoblar esfuerzos para que las políticas públicas contemplen la diversidad cultural del país y garanticen un acceso igualitario a servicios esenciales.
A pesar de avances significativos, como la Ley 348 para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, el principal desafío sigue siendo su implementación efectiva. Los recursos son limitados, y la sensibilización de operadores de justicia es insuficiente.
Asimismo, la falta de estadísticas actualizadas de casos, impiden diseñar políticas públicas efectivas. La tecnología, combinada con un enfoque intercultural, podría ser una herramienta poderosa para cerrar estas brechas.
Desde Cecasem, creemos firmemente que la violencia contra las mujeres no es un destino inevitable, sino una realidad que puede cambiar con acciones concretas y colectivas. Trabajamos por un futuro donde todas las mujeres, sin importar su origen, puedan vivir libres de miedo y violencia.
Hoy, más que nunca, invitamos a la sociedad boliviana a unirse a esta causa. Ya sea desde la tecnología, la educación o la acción comunitaria, cada esfuerzo cuenta. Porque la lucha por la justicia y la equidad no es solo un deber, sino un compromiso con la humanidad misma.