El Lago Poopó, considerado el segundo más grande de Bolivia, se secó debido a un desequilibrio hídrico que afecta al altiplano orureño.

Según la Gobernación de Oruro, las precipitaciones anuales apenas alcanzan los 400 milímetros, mientras que la evapotranspiración supera los 1.200 milímetros, lo que provoca que el agua se evapore con rapidez y los ecosistemas lacustres no logren recuperarse.
Para mitigar los impactos ambientales, las autoridades departamentales ejecutan acciones como el dragado permanente del río Desaguadero, que conecta al Lago Titicaca con el sistema lacustre del sur. Además, se realiza un monitoreo constante de las condiciones climáticas, dado que el caudal de agua que llega a los lagos depende en gran medida de las lluvias en regiones altas como La Paz y el sur del Perú.
Pese al panorama adverso, la Gobernación plantea medidas de adaptación. Destacó que las condiciones térmicas en Oruro, con apenas tres o cuatro grados de diferencia respecto a los valles de Cochabamba y Chuquisaca, permiten impulsar nuevos cultivos. En ese marco, ya se han iniciado plantaciones de frutales en distintas zonas, aunque la evaporación acelerada del agua continúa siendo el mayor desafío frente al cambio climático.
Por: Monserrath N. Murillo Ezcurra - Comunicación

