En un giro inesperado, el cofundador de Microsoft propuso reorientar la acción climática hacia la mejora de la vida de las personas más afectadas por la pobreza y las enfermedades, en lugar de enfocarse únicamente en reducir las emisiones. Su postura genera debate global sobre las verdaderas prioridades frente a la crisis climática.

En un cambio de tono que marca distancia con el discurso climático dominante, el empresario y filántropo Bill Gates propuso que los esfuerzos globales se centren en reducir el sufrimiento humano antes que el calentamiento global. En un memorando publicado a finales de octubre, argumentó que el combate al cambio climático debe priorizar la mejora de la vida en un mundo que ya se está calentando, especialmente en los países más pobres.
“Si tuviera que elegir entre erradicar la malaria y evitar un aumento de 0.1 grados en la temperatura global, elegiría eliminar la malaria”, señaló Gates, justificando que los impactos humanos inmediatos de la pobreza y las enfermedades son más graves que los efectos proyectados del aumento térmico.
La propuesta, difundida en vísperas de la COP30, plantea que los foros climáticos deben redirigir recursos hacia la salud, la educación y la resiliencia de las comunidades más vulnerables, en lugar de concentrar sus metas exclusivamente en alcanzar el “cero neto” de emisiones.
En su análisis, Gates subrayó que los 14 mil millones de dólares invertidos en políticas climáticas podrían destinarse a programas que generen un impacto directo en la calidad de vida. Propone, en cambio, inversiones en innovación, energía limpia y adaptación, para que las personas puedan prosperar en un planeta cambiante.
El ambientalista danés Bjorn Lomborg respaldó esta visión, señalando que “la lucha climática no puede convertirse en un dogma que ignore la realidad de la pobreza”. Para Lomborg, el nuevo enfoque de Gates invita a un debate más pragmático, centrado en reducir el sufrimiento humano y no en imponer políticas restrictivas que limiten el desarrollo.
No obstante, el cambio de postura también ha generado interpretaciones erróneas. Desde sectores negacionistas, figuras como Donald Trump celebraron las declaraciones como una supuesta “victoria ideológica”. Sin embargo, Gates no niega la crisis climática ni la necesidad de actuar, sino que insiste en que el éxito no debe medirse solo por la reducción de gases de efecto invernadero, sino por la capacidad de proteger vidas y evitar daños humanos innecesarios.
“Ya no basta con controlar el termómetro del planeta —afirma el documento—; el verdadero desafío es humano: proteger a quienes más sufren”.
La propuesta de Gates se alinea con los llamados de varias organizaciones del Sur Global, que desde hace años reclaman una justicia climática basada en la equidad y la cooperación internacional. Según este enfoque, el cambio climático no desaparecerá, pero el modo en que las sociedades se preparen para enfrentarlo determinará quiénes podrán sobrevivir y prosperar en medio de la crisis.
Por: Joel Poma Chura - Comunicación Cecasem

