Más de 500 cisternas cargadas con diésel y gasolina comenzaron a ingresar este martes 14 de octubre a la refinería de Palmasola, en Santa Cruz, tras varios días de espera. El movimiento representa un alivio parcial a la crisis de combustible que ha provocado largas filas en estaciones de servicio y afectado la actividad productiva en el país.
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Según la Federación de Empresarios Cisterneros del Oriente, los camiones retenidos sumaban un volumen estimado de entre 18 y 20 millones de litros de combustible, suficiente para cubrir de 6 a 8 días de consumo nacional. Sin embargo, el ingreso se retrasó debido a pagos pendientes de YPFB a las empresas proveedoras, lo que impidió que las cisternas descarguen en los plazos previstos.
La falta de carburantes golpeó a diversos sectores, desde el transporte hasta la industria y la producción agrícola. La Cámara Nacional de Industrias advirtió que la escasez compromete la elaboración de alimentos, bebidas y productos farmacéuticos, y pidió al Gobierno una respuesta inmediata y coordinada para evitar mayores perjuicios.
El ingreso de las cisternas a Palmasola busca reducir las colas y estabilizar el abastecimiento en los próximos días, aunque la situación sigue siendo crítica. Expertos señalan que, si no se regularizan los pagos y no se garantiza la logística de distribución, el país podría enfrentar nuevos episodios de desabastecimiento antes de fin de mes.
Transportistas y usuarios también expresaron su malestar por la falta de información y la desorganización en la entrega de combustibles. En ese sentido, se pidió a YPFB y al Ministerio de Economía y Finanzas Públicas mejorar la transparencia en la gestión de recursos y asegurar la llegada oportuna del carburante a las estaciones del país.
El ingreso de las cisternas marca un respiro temporal, pero el abastecimiento pleno aún depende de decisiones financieras y logísticas urgentes, necesarias para evitar que la crisis energética se prolongue.
Por: Brian C. Dalenz Cortez

